Los dentífricos
son conocidos como pastas de dientes y desde antaño se han usado para
contribuir a la limpieza de los dientes.
Hasta hace pocos
año el efecto cosmético era el más considerado, pero los avances tecnológicos
ha hecho que en ellos se incluyan substancias con efectos terapéuticos.
Por ello, hoy en
día existen en el mercado gran cantidad de dentífricos con efectos diversos
sobre las piezas dentarias y las encías.
Si le han
prescrito o ha adquirido un dentífrico, podrá saber por su composición las
indicaciones precisas del mismo y si su uso debe o puede ser utilizado por toda
la unidad familiar.
Los dentífricos
usados deben ser distintos según las edades y según las tendencias patológicas
bucales.
Los dentífricos
están compuestos por diferentes substancias y cada una de ellas tiene una
función diferente:
A) Detergentes
Abrasivos Humectantes o humedificantes Aromatizantes y edulcorantes
B) Colorantes
Conservantes y Anticorrosivos del tubo Substancias antiplaca bacteriana y anti
cálculo Substancias que aumentan la resistencia del esmalte Desensibilizantes
C) Blanqueadores
Antinflamatorios y Epitelizantes Enzimas Portadores de calcio Substancias
naturales, vegetales
Tradicionalmente se han usado cepillos manuales, en los últimos años han
surgido diferentes cepillos de tracción eléctrica, que poco a poco han ido
mejorando y que vamos a describir posteriormente.
Un cepillo manual consta de dos partes: mango y cabezal.
El mango puede tener diferentes diseños, no hay estudios evidentes de
que tipo de mango es mejor.
Hay mangos rectos o mangos con una curvatura o acodados lo que hace que
el cabezal quede a otro nivel.
Hay mangos con un codo flexible que según sus diseñadores sirve para
llegar mejor en zonas de la boca de acceso más difícil.
La parte más importante del cepillo es la cabeza, es la parte activa.
Está formada por penachos de filamentos y a diferencia del mango, las
diferencias entre cabezales son importantes.
Los cabezales pueden tener diferentes tamaños y se aconseja un cabezal
adecuado al tamaño de la boca.
Las cerdas o filamentos que componen el cabezal, son la parte más
importante del cepillo como vamos a ver seguidamente.
Los primeros cepillos se confeccionaron con cerdas naturales, hasta que
se empezaron a fabricar fibras sintéticas y hoy se usan filamentos de nylon y
fibras de poliéster.
Las cerdas naturales eran traumáticas ya
que la tecnología no permitía hacer terminaciones romas.
Además no se secan y ello facilitaba la
acumulación de bacterias entre los filamentos.
Los filamentos que se confeccionan hoy son con terminaciones redondas o
fusiformes, son atraumáticas y solo podemos dañar la encía y el diente si
usamos malas técnicas de cepillado.
Hoy tenemos cepillos con diferentes durezas, blandos, medios y duros.
Los cepillos se deben cambiar a menudo, su duración efectiva depende de
la dureza y de la técnica del cepillado.
Los cepillos que presentan 2 o 3 hileras de filamentos son cepillos que
usaremos para los enfermos periodontales, son los llamados cepillos
periodontales o sulculares.
Cepillos sulculares usados para la enfermedad periodontal.
Los cepillos de 4 a 6 hileras son cepillos para uso normal, para las
personas que no tienen problemas bucales.
Los cepillos deben cambiarse cuando veamos que los filamentos no están
rectos y esto depende de la dureza del cepillo y de la forma de cepillarse, por
eso varía en cada persona la duración de un cepillo.
En general se recomienda cambiarlo entre los 2 y 6 meses.
Los cepillos interproximales son de uso más fácil, pero el problema es
que no los pueden usar todas las personas, ya que en espacios pequeños no entran.
La forma del cepillo puede ser cónica o cilíndrica y además las casas
comerciales los fabrican en distintos tamaños.
Los cepillos interproximales están indicados también en portadores de
prótesis fijas, implantes y en pacientes con aparatos de ortodoncia fija.
Aparecen casi cincuenta años, por tanto no son tan modernos como la
gente cree, aunque hasta hace muy pocos años no se han perfeccionado.
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