Las bebidas que
contienen azúcares y/o sustancias ácidas y que son consumidas aún después del
primer año de vida del niño con biberón, con bastante frecuencia y en grandes
cantidades.
Tienen como
consecuencia la aparición de trastornos cariosos en todos los dientes del niño
o “Síndrome del biberón”.
En los
lactantes, la lesión más frecuente es la caries por biberón, que aparece como
consecuencia de la continua succión de azúcares.
También los
chupetes con miel o endulzados provocan múltiples caries.
Frecuentemente
los padres pasan por alto las lesiones cariosas provocadas por la succión del
biberón.
Porque las
cavidades están cubiertas habitualmente por placa bacteriana y recién se dan
cuenta y se sorprenden cuando un diente se fractura tan sólo por el efecto de
la fuerza de la masticación.
Las caries por biberón se manifiestan primero en los dientes y molares del maxilar superior, porque el niño al succionar baña primero toda esta zona.
Las caries por biberón se manifiestan primero en los dientes y molares del maxilar superior, porque el niño al succionar baña primero toda esta zona.
Posteriormente
aparecen en los del maxilar inferior, que resisten más tiempo por la protección
de la lengua y la saliva.
En el síndrome
de la caries por biberón están alterados no sólo las estructuras dentarias,
sino todo el organismo.
El estado
general se ve perjudicado y aparece fiebre.
Se produce la
invasión de los tejidos corporales por parte de los microorganismos procedentes
de dientes afectados por la caries y con abscesos.
Otro síntoma es
la pérdida del apetito y la nutrición deficiente como consecuencia de la
sobrecarga de bebidas dulces.
El exceso de
líquido que conlleva estar bebiendo permanentemente del biberón sobrecarga,
además, los riñones del niño.
Los jugos de
fruta, la leche, los jugos vitaminados, las infusiones instantáneas, las
bebidas cola o limonadas y las leches con cacao instantáneo, son algunas de las
causantes responsables de la caries por biberón.
Pues todas ellas
contienen azúcar y se consumen día y noche. Por ello debe evitarse dar a los
niños bebidas infantiles de manera permanente e ilimitada.
Los padres deben
saber que si le entregan al niño en su cuna el biberón con leche u otro líquido
azucarado y el bebé tiene edad para sostenerlo, llevarlo y retirarlo de su
boca, el niño jugará con él durante horas, succionando y descansando a
intervalos que él mismo regulará.
Como el lactante está acostado, el líquido quedará estacionado en la parte posterior y anterior, sobre los dientes del maxilar superior.
Como el lactante está acostado, el líquido quedará estacionado en la parte posterior y anterior, sobre los dientes del maxilar superior.
Si esto sucede,
las caries aparecerán antes del año; son caries de proceso rápido y, dejadas
libremente a su evolución, destruyen primero el esmalte y luego la corona del
diente.
Cómo cuidar los
dientes del lactante
Se debe eliminar
el hábito del biberón nocturno, chupete con miel o azucarado para tranquilizar
al niño.
La mejor
indicación es pasar directamente de la lactancia materna a la taza.
Incorporar la
higiene a temprana edad, después de cada comida, con gasa humedecida enrollada
en el dedo de la mamá, desde que comienza a alimentarse el bebé, sin importar
si posee dientes o no.
El cepillado lo
debe efectuar la mamá con cepillo adecuado y técnica sencilla.
Si el niño no se
alimenta con leche materna y lo hace con biberón, se debe colocar al bebé en la
misma posición que cuando tiene que al tomar pecho.
No agrandar el
agujero de la tetina; de esta manera el niño desarrollará al succionar con
fuerza correctamente los músculos de su boca.
Cuando el niño
toma medicamentos en forma de jarabes edulcorados con una cierta regularidad,
se debe higienizar la boca con una gasa húmeda enrollada en el dedo de la mamá
después de cada ingesta.
Los niños deben
ser llevados a consulta desde 0 a 3 años.
Esperar a que
cumplan 4 años para comenzar con las medidas preventivas es una pérdida de
tiempo y, algunas veces, de dientes.
Por tratarse las
caries de biberón de una enfermedad nutricional, los padres deben recibir
información sobre hábitos dietéticos y ser entrenados para que cepillen los
dientes de sus hijos tan pronto como puedan.
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